Nuestro país se caracteriza, sin duda alguna, por ser una fuente muy importante de alimentos de primer nivel y es que nadie nos puede negar que en España se come de maravilla y es que quitando los locales pensados para turistas en los que se cocina un poco de todo, pero nada bien, lo cierto es que en la inmensa mayoría de locales de hostelería de nuestro país se trabaja con un gran producto. Y, por todos es sabido, que, entre esos productos, además de la dieta mediterránea, destaca el jamón ibérico, el cual es más que una tradición dentro de nuestras fronteras, pero lo cierto es que poco sabemos realmente de un producto que tanto consumimos.
Muchos de nosotros comemos en nuestro día a día unas lonchas de jamón ibérico de bellota, pero sin saber lo que realmente estamos consumiendo y por ello queremos dejároslo claro. Y es que además de ser un producto gourmet único, se trata de un alimento muy completo desde el punto de vista de su valor nutricional, tanto es así que es perfecto para incluir en cualquier tipo de dieta. En este sentido, al contrario de lo que se piensa habitualmente, el jamón ibérico no engorda cuando se consume de forma moderada puesto que la grasa del cerdo ibérico producido en montanera se caracteriza por tener un elevado contenido en ácido oleico, alrededor del 55-65%, debido a una alimentación natural a base de bellota, que es rica en ácido oleico al igual que el olivo. En este sentido, el consumo de ácidos grasos monoinsaturados, como el ácido oleico, mejora y refuerza el endotelio, que es el tejido que protege las arterias del cuerpo humano y cuya inflamación es la culpable de la mayoría de enfermedades cardiovasculares.
Pero esto no es todo, y es que como nos explican desde Ibejagus, expertos también en salchichón ibérico de bellota, el buen jamón ibérico proporciona proteínas, vitaminas B1, B6, B12 y ácido fólico, necesarias para un buen funcionamiento del cerebro. También es rico en vitamina E, la cual es antioxidante, y en minerales como el cobre, calcio, hierro, zinc, magnesio, fósforo y selenio. Así, para que os hagáis una idea de las bondades de este alimento, la falta de vitaminas de este tipo puede provocar problemas en la salud derivados al cansancio, pesadez, falta de apetito y disminución de la protección del sistema inmunológico.
Pero si llegados a este punto aún no estáis lo suficientemente convencidos, a continuación, os detallamos algunos beneficios de que consumir tanto jamón ibérico, como paleta ibérica a diario, además de un placer, es altamente saludable:
- Reducción de la ansiedad y el estrés. Gracias a sus altos niveles de triptófano (aminoácido precursor de la serotonina), el jamón ibérico actúa como antidepresivo natural. Su consumo ayuda a combatir el estrés y reducir la ansiedad con un efecto beneficioso sobre nuestro estado anímico.
- Disminución de la fatiga en deportistas. El consumo moderado de jamón de bellota ibérico ofrece un gran aporte proteico, con un perfil lipídico equilibrado y moderado en calorías. Consumir 100 gramos de producto aporta 34 gramos de proteínas, por lo que supone un alimento perfecto para ganar masa muscular y un perfecto sustituto de otras carnes rojas no tan saludables.
- Prevención de enfermedades cardiovasculares. Tal y como os hemos dicho, el alto contenido en ácido oleico y tocoferoles naturales aportados por la bellota ayudan a prevenir enfermedades cardiovasculares, ya que contribuyen a reducir los niveles de LDL (colesterol malo) y mejorar el nivel de HDL (colesterol bueno).
- Prevención de la anemia. El jamón ibérico tiene un alto contenido en hierro, ideal para aportar a tu organismo este oligoelemento vital para nuestra salud.
¿Son saludables la grasa y la sal del jamón?
Lo cierto es que tan solo basta con salir a la calle para escuchar lo mucho que se comenta que el jamón engorda por su grasa, pero lo cierto es que el jamón ibérico tiene grasa monoinsaturada. Por ello, aumenta las tasas de colesterol bueno y disminuye el malo. Así, el jamón apenas aporta 250 kilocalorías por cada 100 gramos, por lo que no hay razones para eliminarlo de nuestra dieta.
Del mismo modo, si bien es verdad que contiene sal debido al proceso de salazón, lo cierto es que la contiene, pero no en mayor cantidad que otros muchos alimentos. De hecho, diversos estudios han demostrado que puede bajar la presión arterial y reducir los problemas de coagulación sanguínea. Eso sí, la recomendación es no exceder los 100 gramos diarios.