El término fast fashion, en español, moda rápida, hace referencia a la tendencia actual, empleada por las principales marcas de minoristas, como Zara , H&M ,C&A o Primark, que intenta ser una expresión de la rapidez de la moda y de los diseños, y por eso, crean prendas únicamente para una temporada. Sus colecciones se basan en las tendencias de moda más recientes presentadas en la Semana de la Moda en primavera y en otoño de cada año. Esto significa optimizar la cadena de suministro, de manera que, el diseño y fabricación se realizan de manera rápida, es decir, se invierte poco dinero para que el consumidor final pueda gastar poco dinero a la hora de adquirir sus artículos. El bajo precio de estos productos, es todo un reclamo para la clientela, pero, ¿cuáles son las consecuencias medioambientales de la moda rápida?
El concepto de fast fashion fue inventado por el dueño del gigante Inditex, Amancio Ortega, una gallego que empezó de la nada, como repartidor, y hoy es uno de los hombres más ricos de todo el mundo. Que ha triunfado en la vida, nadie lo duda, pero, ¿a costa de qué? De cargarse el planeta, consideran algunos, por qué, que se hace con toda esa ropa que ya no se usa, que ha pasado de moda de la noche a la mañana? Pues sencillamente tirarla a la basura. La moda rápida supone una producción mayor de nuevas colecciones anualmente, cambios rápidos y,por lo general, precios muchos más económicos.
De lo que se trata es de ofrecer nuevos artículos al consumidor, a fin de satisfacer la demanda, cada vez mayor, debido a la creación, gracias a la publicidad, de falsas necesidades. El truco está en que el cliente, siente la necesidad de comprar un producto novedoso rápidamente, ya que, además de nuevo, es limitado, y si no lo compra a tiempo, se quedará sin él. De hecho, la música estridente de tiendas como Bershka, está pensada para entrar, comprar y sálir del establecimiento en un pis pas. Adelantarse a las necesidades del cliente es fundamental para le negocio.
El daño medioambiental de la moda rápida
Los pioneros de la moda rápida fueron los americanos. Este modelo se desarrolla en los EEUU, y está relacionado con una nueva tendencia a la hora de fabricar, que distaba mucho del modelo europea. En Europa, se fabricaban cosas con el objeto de que durasen en el tiempo. Un ejemplo, es el Ford T, un único modelo igual para tod@s, en un único color y muy resistente. La estética aquí era lo de menos. Pero el consumismo que tanto veneraba, se vio acrecentado por la publicidad y poco a poco, el coche de Ford, fue sustituido por otros modelos con diseños más novedosos, más atractivos, de colores distintos.
Gracias a la publicidad, el ser humano se hizo cada vez más consumista, ni el propio Marx podría haber previsto esto, y entonces, un grupo de listos, se dio cuenta de que, si se fabricaban productos con fecha de caducidad, las personas se verían obligadas a comprar cada vez más y más. Las consecuencias medioambientales de la obsolescencia programada, que no solo se puede aplicar a la tecnología, ya que todas las cosas, incluso las medias de nylon, han visto reducir su calidad y durabilidad, son irreparables. Tenemos un planeta lleno de basura. La inconsciencia, la falta de responsabilidad y el deseo de bienes, de la sociedad en general, unida da la avaricia de unos pocos son los responsables de desastres medioambientales como el de Ghana, a donde va a parar toda la basura tecnológica de todo el mundo, disfrazada de tecnología de segunda mano, aprovechable.
Es por esto, vital, reducir el consumo exacerbado de la sociedad occidental e intentar comprar únicamente lo necesario, y si es necesario, pagar un poco más para que las cosas duren más. No es posible comprar barato teniendo en cuenta los costes de producción de una prenda de ropa, recursos naturales, energía, transporte, materia prima, gastos de personal y un largo etcétera. Es preciso, pues, una toma de conciencia del problema a fin de intentar minimizar las consecuencia del consumo abusivo. Puede que el consumidor sea víctima de la sociedad capitalista, pero también es cierto que en sus manos está la última palabra.
Una buena manera de contribuir al cuidado del medioambiente y frenar de alguna manera los efectos negativos del fast fashion, es vender las prendas de vestir, calzado, electrodomésticos y todo aquello que ya no se usa en una plataforma de compra/venta de artículos de segunda mano. Wallapop, Vibbo o Milanuncios, entre otras, llevan tiempo ofreciendo esta posibilidad. Pero en la actualidad, existen nuevas opciones. Una de las más interesantes las aporta, Avebennu, donde se puede encontrar todo tipo de ropa, complementos, accesorios, bolsos, joyas, de las principales marcas a unos precios inmejorables. Si quieres renovar tu fondo de armario, deshacerte de la ropa que ya no usas y comprar otra por muy poco dinero, no encontrarás un lugar mejor para hacerlo. Ropa de segunda mano de marca online que te harán lucir tu mejor look.