Hay un aspecto de la realidad actual que creemos que merece un importante análisis, un análisis que es cierto que se ha realizado pero que puede dar lugar a más datos y a comprobar nuevas realidades sociales que están relacionadas con la composición de nuevas tendencias en la sociedad. En los últimos años hemos empezado a escuchar asuntos relacionados con la España vaciada y el éxodo que la gente hace del campo a la ciudad. Es una tendencia que se hizo fuerte a mediados del siglo pasado pero que ha vuelto con fuerza, sobre todo a raíz de la crisis económica de 2008.
Lo que es evidente es que esta tendencia está provocando problemas. El primero de ellos es el hecho de que, en las ciudades, hay demasiada gente. ¿Qué está provocando eso? Que la calidad de vida sea peor, con la gente viviendo en menos espacio, encareciendo el precio del alquiler y la compra de la vivienda y reduciendo, por ejemplo, los asientos vacíos en los transportes públicos, entre otros muchos y muchos asuntos. Por otro lado, hay muchos pueblos que se están quedando abandonados y en los que se pierde la tradición o actividades económicas como la agricultura o la ganadería. Estamos en un punto en el que la sociedad está demasiado volcada hacia la ciudad y se ha olvidado de sus pueblos.
En una información, el diario Siglo XXI aseguraba que el 92% de las mudanzas que se producen entre ciudadanos españoles tienen lugar en el interior de nuestras fronteras. Es un dato que viene a reflejar lo que hemos comentado sin lugar a que se produzca ninguna duda. Cambiamos el pueblo por la ciudad, sin cambiar de país. Y ojo, porque mucha gente apuesta casi siempre por las mismas ciudades: Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla, Bilbao… Y la verdad es que los resultados hacen visible que existe una desproporción entre la vida en los pueblos y en las ciudades que hay que intentar aliviar.
En otra noticia, eldiario.es aseguraba que el éxodo de la España vaciada es femenino, principalmente derivado de la falta de oportunidades que tiene la mujer en el campo. La verdad es que esto viene a mostrar que existen ciertas desigualdades entre hombres y mujeres y que esa brecha sigue siendo tan real como la vida misma a pesar de que haya quien sigue intentando negarlo. Desde luego, lo que hay que tener meridianamente claro es que unos problemas sociales muchas veces forman parte de otros y que, si no ponemos de nuestra parte en irlos solucionando, podemos enfrentarnos a situaciones graves en las cuales haya mucha gente que se quede al margen.
La movilidad de la población es bastante grande en los tiempos que corren, principalmente a causa de que muchos empleos de los que se generan en España son de carácter temporal o estacional. Eso es lo que está haciendo que las mudanzas sigan siendo una realidad bastante repetida en la sociedad actual, algo que nos han confirmado desde Servieco. Teniendo en cuenta que hay quien hace mudanzas todos los años y que no suele apetecer realizarlas, lo mejor es que se le preste un servicio rápido y eficaz a esas personas.
¿Hay opciones de que las cosas cambien?
Responder a esta pregunta no es nada fácil para nadie porque es imposible predecir cómo va a evolucionar la economía (que es de la que depende todo) en los próximos años. Es cierto que en algún momento tendrá que cambiar el modelo de contratos que son habituales en la sociedad. Puede ser que el gobierno obligue a las empresas a ofrecer contrataciones en las que la estabilidad sea lo más importante y que, por ende, eso tenga un reflejo sobre el movimiento de la gente. Eso haría que los últimos años no fueran más que una tendencia pasajera. Pero tampoco tenemos la certeza de qué va a ocurrir exactamente.
Lo que sí sabemos es que lo que ocurre con el trabajo de la gente afecta a cómo se mueve. En los últimos tiempos estamos viendo cómo se está incentivando el teletrabajo. Esta puede ser una muy buena noticia para la España vaciada, que verá de este modo cómo hay gente que decide volver a sus lugares de origen abandonando con ello las ciudades grandes. No sería tan extraño que ocurriera esto. Viene ocurriendo en casos concretos por el momento.
Solo el tiempo puede dar respuesta a algunos de los interrogantes que nos venimos haciendo a lo largo de todos estos párrafos. Mientras tanto, la vida sigue y muchas personas necesitan cambiar de vivienda, principalmente por motivos laborales. No cabe duda de que se trata de un proceso que no siempre nos gusta debido al alto volumen de cosas que necesitamos trasladar hasta el nuevo domicilio. A todos y todas nos gusta la estabilidad y deseamos que el cambio de vivienda que asumamos sea el definitivo. No siempre ocurre. Ojalá que así fuera siempre.