¿Qué debemos saber sobre la preeclampsia?

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La preeclampsia es una enfermedad característica y propia de la mujer embarazada, de la que se pueden tratar los síntomas, pero sólo se cura con la finalización del embarazo, y que si no se trata adecuadamente puede ser causa de graves complicaciones tanto para la mujer embarazada como para el feto.

La preeclampsia se define como una presión arterial alta de reciente comienzo o el empeoramiento de una hipertensión ya existente, que se presenta después de las 20 semanas de gestación.  La preeclampsia puede darse en el 10% de los embarazos, siendo más común en madres primerizas y disminuyendo en el segundo embarazo. La causa exacta de esta enfermedad se desconoce, se cree que pueden existir múltiples causas que la desencadenan. Algunas teorías apuntan a que se debe a una alteración del sistema inmunológico de la madre que reacciona frente a tejidos extraños, como es el feto. Lo que sí se sabe es que el riesgo es mayor en mujeres en cuya familia haya habido previamente algún caso, y sobre todo el riesgo es aún mayor si la mujer embarazada ha tenido preeclampsia en un embarazo previo.

Otros factores de riesgo son:

  • Edad materna avanzada, más de 35 años, o muy joven, menos de 17 años.
  • Diabetes preexistente o gestacional.
  • Embarazo multifetal.
  • Trastornos vasculares.
  • Enfermedad renal crónica.
  • Presencia de trombofilias.
  • Enfermedad periodontal. Dado que en el caso de tener una enfermedad periodontal el riesgo de desarrollar preeclampsia se multiplica por 5, como prevención de posibles complicaciones es aconsejable realizar una revisión odontológica al inicio del embarazo. Al menos, así lo recomienda la doctora Miriam López, junto con el equipo profesional de Tot Dental, quienes ven muy conveniente el paso por una clínica para revisar el estado de la boca de la embarazada y prevenir posibles complicaciones.

Es importante señalar que una mujer embarazada con preeclampsia no se siente enferma, pero presenta unos síntomas específicos que, además de la presión arterial alta, pueden ser los siguientes:

  • Altas cantidades de proteína en la orina, lo que se denomina proteinuria.
  • Aumento repentino de peso.
  • Hinchazón de cara, ojos y manos.

En el caso de que la preeclampsia sea grave, pueden presentarse además los siguientes síntomas:

  • Dolores de cabeza que no desaparecen o tienden a empeorar.
  • Problemas para respirar.
  • Dolor abdominal en el lado derecho, debajo de las costillas.
  • Náuseas y vómitos.
  • Orinar con poca frecuencia.
  • Sensación de somnolencia.
  • Pérdida temporal de la visión, puntos o luces centelleantes, visión borrosa o sensibilidad a la luz.
  • Sensación de mareo e incluso desmayarse.
  • En este caso estamos en presencia de una situación de extrema gravedad, tanto para la madre como para el feto.

Ante el diagnóstico médico, puede ser aconsejable hospitalizar a la paciente para realizar un control y seguimiento médico tanto de la madre como del bebé.

La mejor manera de prevenir la preeclampsia es mantener un control médico estricto durante el embarazo, y la única cura para la misma es el parto, por lo que si el bebé está suficientemente desarrollado se debe intentar finalizar la gestación, bien mediante la inducción del parto, en los casos leves de preeclampsia, o bien mediante una cesárea, en los casos más graves, con el fin de que la preeclampsia no empeore.

Después del parto, la mujer debe ser evaluada durante 1 – 2 semanas con una medición periódica de su presión arterial. Si la presión arterial continúa elevada después de ese tiempo, la paciente puede sufrir hipertensión crónica.

El síndrome de Hellp

El síndrome de Hellp es una complicación rara y grave durante el embarazo, que en el 70 – 80 % de los casos se asocia a la preeclampsia. Suele aparecer en el tercer trimestre del embarazo, entre la semana 26 y 40 de la gestión, en el 70 % de los casos, puede presentarse en las 48 horas posteriores al parto en el 30 % de los casos e incluso a los 7 días después del parto, en casos excepcionales. La tasa de mortalidad se sitúa alrededor del 25 %.

Sus síntomas incluyen náuseas, vómitos y malestar general que puede confundirse con una infección inespecífica, dolor abdominal localizado en el área del estómago que puede irradiarse, alteraciones visuales, dolor de cabeza intenso, coloración amarillenta de la piel (ictericia), acumulación de líquido en la cavidad abdominal (ascitis), parestesia, cansancio, convulsiones, escasa emisión de orina u orina de un color oscuro, sangrado, etc. Al igual que ocurre en la preeclampsia la única cura para el síndrome de Hellp es el parto.

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