Uno de los pensamientos o reflexiones formuladas por el gran físico alemán Albert Einstein, el científico más importante, conocido y popular del siglo XX, decía que “la diferencia entre el pasado, el presente y el futuro es sólo una ilusión persistente”. Siguiendo con este hilo conductor, el escritor argentino José Narosky, manifiesta que “mi mayor ilusión es seguir teniendo ilusiones”, lo que nos da idea de la gran importancia que las ilusiones tienen sobre nuestra vida, ya que estas impulsan y motivan todas y cada una de nuestras conductas. Esto se debe a que son el estímulo de nuestras ansias, aspiraciones, objetivos o deseos y el motor que tira siempre de cada uno de nosotros hacia adelante con el afán de buscar nuevos sueños, fantasías o quimeras, y que, al final, están estrechamente unidas a los sentidos, pasiones, afectos y a las emociones, especialmente a las positivas, pues invariablemente las ilusiones aparecen unidas a aspectos tan importantes de la vida como la felicidad, entusiasmo, satisfacción, fortuna, júbilo, gozo, regocijo, optimismo, placer, alegría, etc.
Según el análisis que realiza el doctor en psiquiatría Enrique Rojas en su libro “La ilusión de vivir”, la felicidad consiste en ilusión, si bien la ilusión no es el contenido de la felicidad sino su envoltorio. La ilusión también tiene un fuerte componente de deseo, de ganas de alcanzar un objetivo anhelado, deseado y firmemente perseguido. Por ello cuando algo o alguien nos ilusiona nos hace crecer y afianzarnos en la vida, nos da fuerzas y energía para seguir adelante a pesar de todos los obstáculos, dificultades, inconvenientes o tropiezos que se nos presenten en el camino, nos ayuda a sentirnos bien con nosotros mismos y con el entorno que nos rodea, a gozar plenamente de los placeres y sueños que albergamos en nuestro interior.
Una de las mayores ilusiones que todo ser humano tiene en esta vida, independientemente de su cultura, raza, religión o edad, es la de amar y ser amado. Actualmente son numerosos los programas de televisión, redes sociales, aplicaciones, páginas web, agencias matrimoniales que intentan facilitar presentaciones, encuentros o citas para encontrar pareja. Sin embargo, nos todas garantizan el éxito, por lo que si vosotros queréis triunfar de verdad, nosotros os recomendamos que os pongáis en contacto con Agencia Géminis, ya que su principal objetivo pasa por satisfacer las demandas de todas aquellas personas que deseen encontrar una estabilidad sentimental y se centra en que puedan encontrarla a través de ella, y siempre con una garantía de máxima discreción.
Pero, ¿cómo podemos diferenciar en una relación de pareja, si es amor verdadero, atracción, o simplemente una ilusión? Toda relación de pareja atraviesa distintas fases o etapas, el modo en que se vayan superando o debilitando la relación supondrá el fortalecimiento o el final de la relación. Por ejemplo, cada vez que se inicia una relación de pareja surge en primer lugar la atracción mutua, una atracción física que nos ilusiona y nos embelesa deseando continuamente estar en la compañía del otro, nos hace crear futuras esperanzas, unas fuertes emociones de felicidad, alegría, placer y pasión hacia lo nuevo, hacia un futuro todavía incierto e interesante. En esta etapa de emociones todo es bello, no apreciamos o vemos todavía las dificultades, las contradicciones, la decepción, el engaño o la manipulación emocional del otro. Es una etapa de felicidad y de enamoramiento que se conoce como “felices para siempre” donde las emociones se viven con una total intensidad.
Superada esta primera fase, la pareja comienza una relación más estrecha o íntima, profundizando en lo que le gusta o disgusta al otro, en un conocimiento mutuo y en un profundo compromiso con el otro, se sienten cuidados, protegidos, amados y deseados el uno por el otro, por lo que desean y buscan que el camino que han iniciado en el amor no tenga fin.
Una vez consolidada la relación, puede ocurrir que poco a poco la vayamos descuidando, los motivos pueden ser múltiples, las ocupaciones cotidianas, el trabajo, los hijos, la familia, el cansancio, el estrés…, y surgen los pequeños roces, las pequeñas desavenencias, los detalles que comienzan a molestarnos… Todo ello comienza a mermar la relación de pareja y entran en juego las dudas, las inseguridades, un nuevo planteamiento como pareja donde quizás alguno de ellos desee abandonar y comenzar una nueva vida… Es el momento crucial de la relación, donde puede romperse o salir más fortalecida porque se puede aprender a conocer y aceptar las debilidades de cada parte de la pareja.
¿Qué sucede si se supera la fase crítica?
Una vez superada la fase crítica de la relación y superadas todas las diferencias y dudas, se alcanza la estabilidad, por lo que la pareja decide seguir junta a pesar de los defectos de cada una de las partes.