A lo largo y ancho de todo el planeta nos podemos encontrar cientos de fórmulas diferentes de alimentación y es que prácticamente cada país o cada región cuenta con sus particularidades a la hora de alimentarse. Si bien es cierto que en algunas áreas geográficas existen ciertas similitudes, la realidad es que cada lugar cuenta con sus propias particularidades que hacen única su gastronomía. Este es el caso de los países que rodean el mar Mediterráneo, los cuales cuentan con la dieta mediterránea, que es una buena opción de alimentación para nuestra salud por sus cantidades, productos y su forma de preparar los diferentes alimentos. Así, países como España o Italia cuentan con una gran tradición culinaria en torno a esta dieta que ya ha traspasado fronteras y es conocida internacionalmente y que ponen en valor, en muchos casos, los mejores chefs del planeta. Así, dada la relevancia de la dieta mediterránea en el mundo, a lo largo de las siguientes líneas os queremos dar a conocer un poco mejor su valor y en que consiste y para ello os pedimos que no os perdáis detalle de lo que a continuación os vamos a contar.
Tal y como os hemos dicho en la introducción, este tipo de alimentación ya es muy conocido en todo el mundo por ello podemos referirnos a ella como la famosa y mundialmente conocida dieta mediterránea. Esta, entrando ya en materia, más que un plan alimenticio es una herencia cultural que invita a llevar un estilo de vida saludable a partir de la variedad de ingredientes utilizados para la preparación de recetas basadas en productos de temporada, frescos y locales e incluyendo la práctica de actividad física moderada, la que recomiendan los médicos de todo el mundo. Así, para poder llevar a cabo un plato de esta forma de vida, los ingredientes básicos de la dieta mediterránea conforman una trilogía perfecta “trigo-vid-olivo” a la que se suman verduras, legumbres, frutas, pescado, quesos y frutos secos y la fuente principal de grasas que es el aceite de oliva. Es por ello que, como veis, se trata de un plan alimenticio equilibrado y variado, por lo que la dieta mediterránea aporta al organismo los macronutrientes adecuados y por ello es tan buena y recomendada internacionalmente.
¿Cómo podemos hacer de forma correcta la dieta mediterránea?
Para poder llevar a cabo de forma correcta este tipo de dieta, entre otras cuestiones, debemos de tener siempre muy presente…
- Consumir abundantes alimentos de origen vegetal. Las verduras, legumbres, hortalizas y frutas aportan al organismo vitaminas, minerales y fibra, además de una buena cantidad de agua. Es por ello por lo que se recomienda incluir en esta dieta cinco raciones de fruta y verdura diariamente, pues estos alimentos tienen un elevado contenido de fibra y antioxidantes que ayudan a evitar el envejecimiento prematuro y prevenir dolencias cardiovasculares. Asimismo, para los más pequeños, en el caso de que no les guste el tomate recién preparado, os podemos dar una buena alternativa y es recurrir a Hida, puesto que ellos cuentan con diferentes tipos de tomate que, por su presentación le encantarán a vuestros pequeños, de ahí que os lo recomendemos. Además, este tomate no pierde en ningún momento su sabor natural e incluso para muchas de nuestras comidas, en las que no contemos con mucho tiempo para hacerlas, puede ser nuestro mejor aliado.
- Utilizar aceite de oliva. La principal fuente de grasas de la Dieta Mediterránea es el aceite de oliva, un alimento que ha perdurado entre las costumbres gastronómicas regionales a través de los siglos, rico en vitamina E, ácidos grasos monoinsaturados y betacarotenos, otorgando a los platos un aroma y sabor únicos.
- Incluir alimentos frescos, de temporada y poco procesados. Estas características son parte importante de la dieta mediterránea, sobre todo en el caso de las frutas y verduras de temporada que al consumirlas en su mejor momento aportan al organismo sus mejores nutrientes, aromas y sabores.
Es vital consumir pescado en abundancia y huevos con moderación
Para llevar a cabo correctamente la dieta mediterránea se recomienda el consumo de pescado azul como mínimo dos veces a la semana, pues sus grasas tienen propiedades similares a las de origen vegetal que protegen el organismo de sufrir problemas cardiovasculares. Sin embargo, por la banda contraria, los huevos se deben consumir con moderación, tres o cuatro por semana y como una alternativa a la carne y pescado, pues aportan proteínas de buena calidad, vitaminas, minerales y grasas.