Comúnmente conocido como matar el nervio del diente o la muela, el tratamiento de conductos, también conocido como endodoncia, es la mejor manera de conservar una pieza dental, cuyo tejido, se ha visto comprometido por una caries o traumatismo.
Este tipo de tratamiento, muy utilizado en la odontología actual, pretende salvar las piezas dentales para posteriormente reconstruirlas. Cuando el nervio de alguna pieza dental, se haya afectado, las molestias y el dolor, suelen resultar bastante incomodos para el paciente.
Independientemente de la causa que provoque dichas molestias, lo más habitual y aconsejado por los dentistas es realizar una endodoncia. Con la eliminación de la pulpa dental, las molestias desaparecerán y en caso de que sea necesario, se procederá a una reconstrucción de la pieza.
Los expertos en odontología de HQ Tenerife, nos han explicado como se lleva a cabo este tratamiento y las posibles causas que lo inducen. Si bien, han hecho hincapié en que se trata de un proceso prácticamente indoloro para que los más temerosos, no sufran.
Tratamiento de conductos
Este tipo de tratamiento, se recomienda en casos de caries profunda, donde la pulpa dentaria se ve afectada por la infección, provocando a su vez, fuertes molestias en el paciente. El dolor agudo que produce un nervio afectado puede agravarse al ingerir cierto tipo de alimentos, la temperatura de los mismos o al masticar con ese diente.
En las ocasiones en las que el diente o la muela, se vean afectados por algún tipo de traumatismo provocando una rotura, igualmente se aconseja realizar un tratamiento de conductos para poder preservar la pieza y llevar a cabo la posterior reconstrucción.
Con independencia de la causa, el procedimiento es el mismo: remover el tejido muerto y eliminar las bacterias que causan la infección.
Para realizar el tratamiento, el odontólogo, debe hacer primero un diagnóstico. Examinar la boca del paciente y realizar una radiografía para comprobar la gravedad de la lesión, suelen ser las pruebas necesarias. Una vez comprobada la necesidad y conveniencia de practicar el tratamiento, este se realizará bajo anestesia local.
La intervención, tendrá una duración de entre una y dos horas, teniendo en cuenta la complejidad de la misma. En ocasiones, es necesario realizarla en dos sesiones, pero lo más habitual es que se realice en un mismo día y el paciente no sufra demasiadas molestias tras la intervención.
El procedimiento se lleva a cabo mediante anestesia local, como ya hemos mencionado. Una vez la zona esté dormida, el odontólogo, procederá a practicar un acceso en la pieza dental con la ayuda de un taladro. Alcanzada la pulpa dental, esta se eliminará mediante el uso de herramientas especificas como limas.
Los conductos o canales presentes en los dientes, serán limpiados por el dentista mediante irrigación. Es decir, una vez removido todo el tejido infectado, irrigará el interior de la pieza con una solución desinfectante que elimine los restos de infección. A su vez, puede aplicar en la zona medicamentos específicos para evitar molestias o posteriores infecciones. Una vez, los conductos están perfectamente limpios y libres de infección, se procede a llenar los mismos con un material sellante que evitará que se introduzcan microrganismos en los conductos.
Terminada esta parte del proceso, el dentista reconstruirá la pieza dental en la medida que sea necesaria. Unas piezas requerirán una reconstrucción mínima con composite y otras el implante de una corona. Será el odontólogo, quien determine el tratamiento posterior necesario para cada paciente.
Los resultados son inmediatos. Tras la intervención es posible tener molestias debidas a la misma, para las cuales, el odontólogo, podrá recetar medicamentos antiinflamatorios o antibióticos. No obstante, estás molestias pasajeras, remitirán en pocos días.
La efectividad de este tratamiento es muy elevada y rara vez, vuelven a darse problemas en las piezas tratadas.
Cuidados posteriores a la endodoncia
Tras la realización del tratamiento, conviene tener en cuenta una serie de recomendaciones que el propio odontólogo, proporcionará de forma individual a cada paciente. Por norma general, los cuidados generales son los siguientes, aunque pueden darse casos en los que el paciente requiera de otra serie de cuidados más específicos.
Una vez abandones la consulta del dentista, conviene esperar a que pase el efecto de la anestesia aplicada. La pretensión de esta recomendación es evitar que el paciente se muerda por falta de sensibilidad.
Por normal general. La endodoncia se practica antes de llevar a cabo la reconstrucción de la pieza. Por esa razón, es conveniente evitar la ingesta de alimentos duros. Con esta sencilla pauta, se evitan posibles roturas de la pieza.
Utilizar el hilo dental con extrema precaución para evitar el deterioro de la reconstrucción provisional en caso de que la hubiese. La higiene dental debe, no obstante, practicarse de la misma manera exhaustiva que se hace habitualmente.
Como ya hemos comentado, el odontólogo, puede recetar algunos medicamentos postoperatorios, dirigidos a evitar el dolor producido por la propia intervención y las posibles infecciones que puedan producirse. Hay que tomar esa medicación de la forma que sea pautada y durante el tiempo que el profesional indique.
Básicamente, estos son los cuidados mínimos que requerirá un paciente que ha pasado por una endodoncia. Como se puede comprobar, este tratamiento que a priori, puede parecer agresivo, molesto y doloroso, no lo es. Tanto el procedimiento en sí, como la posterior recuperación son bastante rápidos y fáciles de practicar.
Otros tratamientos
Aunque por norma general, los tratamientos de conductos suelen ser de una gran efectividad y no suele haber recaídas, en algunos casos, el diente no responde bien o puede verse afectado por alguna lesión desarrollada en el extremo de la raíz. En esos casos, existen dos tipos de tratamientos relacionados y encaminados a la recuperación de la pieza.
En primer lugar, el retratamiento de conductos. Este será siempre el primero de los tratamientos de elección en el caso de que fracase la primera endodoncia. Esta intervención, similar a la endodoncia habitual, consisten en la eliminación del relleno anterior y la limpieza de los conductos para posteriormente, volverlas a rellenar.
Si este segundo tratamiento, no funcionara o existiera lesión en el extremo de la raíz, se deberá proceder a una cirugía periapical. Este tratamiento, consiste en el abordaje de la pieza mediante una cirugía, a través de una incisión en la zona periapical, se accede de forma directa a la lesión a través de la encía y el hueso. Sobra decir, que las molestias posteriores a esta intervención, son mayores y los cuidados más delicados.