Conoce el síndrome FOMO y si lo estás padeciendo

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Quizá nunca habrás escuchado las siglas FOMO, pero puede ser que ya lo hayas experimentado. El síndrome FOMO (siglas de ‘fear of missing out’, o en español “miedo a perderte algo”) es un síndrome propio de la generación actual dominada por las redes sociales.

Así, es un tipo de ansiedad social detonada por la sensación de que el resto del mundo está viviendo experiencias felices y divertidas de los que tu no eres parte, de forma que la persona es victima de un miedo irracional  de poder perderse de algo importante y una compulsión por siempre estar conectado y en todo.

Por supuesto, esta es la versión 2.0 del típico miedo a la exclusión y a no pertenecer, solo que mucho más fuerte debido a la influencia de las redes sociales, que nos lleva a no querer salir de estas plataformas para no perdernos de ningún acontecimiento que pudiera ser importante, de algún momento vital en tus grupos sociales y de no saber que está pasando con todos todo el tiempo.

Esto se debe y es posible, también, al hecho de que las redes sociales ahora nos permiten poder enterarnos de lo que todos nuestros contactos están haciendo todo el tiempo, de ver sus mejores aventuras, los lugares impresionantes que visiten, sus celebraciones, viajes,  logros, etc… y que por supuesto no hace sentir que estamos quedando por fuera al no estar viviendo lo mismo en ese momento exacto.

No obstante, es un problema que estos sentimientos estén siendo detonados por incluso influencers y otros que ni si quiera conocemos y por momentos que no son la  situación real de la persona, y que muchas veces son diseñados para verse bien en las redes sociales, pero que a quienes las ven del otro lado de la pantalla les generan sentimientos de soledad, aislamiento, baja autoestima y tristeza que muchas veces acaban en angustia, ansiedad, adicción e incluso depresión.

Las diferentes caras del FOMO

Estos sentimientos de los que hablamos suelen aparecer a raíz de muchos desencadenantes:

  • Actividades de amigos:quizá este es el desencadenante más común. Es cuando nos sentimos excluidos y poco importantes cuando vemos que nuestros amigos están compartiendo de un momento importante o divertido en grupo y nosotros no estamos con ellos por la razón que sea.
  • Demasiadas posibilidades:lo preocupante del FOMO es que incluso lo puedes sufrir sin estar viendo lo que hacen tus amigos u otros contactos, mucha veces es porque tenemos demasiadas opciones para pasar nuestro tiempo libre y nos hace cuestionarnos sobre nuestras elecciones, preguntándonos si hubiera sido mejor ir al concierto y no a la fiesta que elegimos, o  incluso, si habremos elegido la carrera o trabajo correcto.
  • Estar al día:así como hay un bombardeo de experiencias y actividades, también hay un bombardeo de noticias e información que es muy difícil seguir al día, solo que las personas que sufren de FOMO lo intentarán y pasarán la mayor parte de su tiempo metidos de una página de noticias a otra, y de un grupo a otro, intentando no perderse de nada de lo que está pasando.

El papel de las redes sociales en el desarrollo del FOMO

Aunque, como dijimos anteriormente, el miedo a ser excluido y a no formar parte existe desde siempre, el papel de las redes sociales lo ha transformado por completo.

Esto porque gracias a plataformas como Facebook, Instagram o Tik Tok nos permite ver lo que hacen nuestros conocidos casi a cada minuto del día, poniéndonos frente a nuestra cara sus diferentes experiencias a cada momento; así terminamos pasando nuestro día mirando en nuestra pantalla a la amiga que acaba de tener un bebé, el amigo que acaba de graduarse, el compañero de trabajo al que acaban de ascender, el ex que acaba de comprometerse… haciéndonos sentir que no estamos haciendo nada con nuestra vida y estamos desperdiciando nuestro tiempo y oportunidades, haciéndonos también comparar una y otra vez nuestra vida con la de otros.

Así, de repente vemos nuestra vida como aburrida, insípida y nos vemos a nosotros mismos como perdedores. Brota la envidia y la autoestima se hunde. Y es que aunque las redes nacieron para conectarnos y darnos cientos de oportunidades al alcance de la mano, los estudios confirman que más bien han terminado afectándonos negativamente.

De hecho, han terminado siendo un poco destructivas, ya que los sentimientos experimentados al navegar entre las vivencias alegres de todos nuestros contactos no es el de gozo o la satisfacción, sino el de soledad y exclusión, haciéndonos creer que no tenemos una vida personal y social satisfactoria.

Los jóvenes, los más afectados

Cualquiera puede experimentar el síndrome del FOMO, pero los jóvenes suelen ser los más propensos, ya que son la generación que suele pasar más tiempo dentro de las redes sociales. De hecho, según indican algunas investigaciones en materia:

“La adicción a redes sociales, y a internet en general, se ha convertido en uno de los principales problemas en la población joven actual.

El fenómeno FOMO hace referencia a la necesidad irresistible de estar continuamente conectados y participar de manera activa. Con lo que, las distintas plataformas que existen hoy en día para establecer contacto en vivo y directo desempeñan un papel crucial en el desarrollo de adicciones al móvil e incluso a consolas de videojuegos que permiten la interacción en línea con otros jugadores”.

¿Cómo saber si se sufre FOMO?

Los expertos en psicología y tratamiento e adicciones de Terapia Psi nos cuentan que los síntomas con los que podemos identificar al FOMO son:

  • Consultar las redes al despertarse y antes de dormir.
  • Las redes sociales abarcan las principales actividades cotidianas.
  • Se tiende a involucrarse cada vez más porque brindan recompensas y confort.
  • Se experimenta sensación de autoeficacia, pertenencia y satisfacción en las redes sociales.
  • Se empieza a ignorar las relaciones reales, cambiándolas por la interacción virtual.
  • Hay una importante disminución del bienestar emocional.
  • Mayor uso del móvil para no perderse otras experiencias.
  • Aparecen la ansiedad, la sensación de soledad y abandono y exclusión por no participar.
  • Estrés asociado a experiencias negativas con otros usuarios de redes sociales (haters, acoso)
  • Se utilizan los dispositivos de forma excesiva, se revisan las redes sociales de manera obsesiva y se documenta la vida propia constantemente.
  • Disminuye la motivación académica o laboral.

 

¿Cómo tratar el FOMO?

Asimismo, el equipo de Psi nos comenta que ya que el uso de redes sociales es lo que agrava el síndrome del FOMO la forma de tratarlo es la que se usa para tratar adicciones, en este caso la adicción al móvil.

Por esto, lo que se debe hacer es un estilo de desintoxicación del uso de la tecnología y más bien fomentar las habilidades sociales, la autoestima y la vivencia de experiencias reales fuera de la pantalla, incluso, desde muy temprana edad. Así, se recomienda lo siguiente:

  1. Desconexión: hoy en día existen aplicaciones que monitorizan y limitan el tiempo que pasamos en las rees sociales, de esta forma se puede programar para que después de pasada una cierta cantidad de horas o un cierto horario en el día, no se pueda acceder a las redes.
  2. Aceptación: la única forma de manejar este bombardeo de información y opciones al que se está expuesto en las redes sociales es tener bien claras nuestra prioridades, de forma que sepamos que es lo que de verdad queremos en la vida y que es solo esto lo que queremos satisfacer. Cuando sabemos que es lo que de verdad nos hace felices, es más difícil distraernos de ello.
  3. Diario de gratitud: cuando estamos más agradecidos con nuestra vida y las cosas que tenemos, somos más felices y es más difícil dejarnos afectar por lo que están viviendo los demás y de comparar nuestra vida con la de otros para autodestruirnos por no estar haciendo una cosa o no tener otra. Así, se recomienda llevar un diario de gratitud en donde agradezcamos lo que tenemos, por muy pequeño que sea, todos los días.
  4. Atención: quien tiene miedo a perderse algo no está presente mentalmente, sino viviendo en el pasado (“si me hubiese decidido por la otra opción”) o en el futuro (“lo que otros han conseguido, yo no lo voy a alcanzar jamás en mi vida”). La única forma de salir de ese ciclo, entonces, es la práctica de ejercicios de atención en el ahora, como la meditación.
  5. Amistades: una forma muy eficiente de dejar de vivir a través de la pantalla es cultivar nuestra vida social. Por ejemplo, ponerse en contacto con los amigos para verse y compartir momentos juntos en la vida real, o buscar actividades que nos gusten y que podamos compartir con personas nuevas, ampliando nuestros contactos en vivo y directo. Merece la pena invertir tiempo en construir amistades reales, porque son el mejor factor de protección contra la carga psicológica. Además que al salir de casa y tener nuestras propias experiencias felices y divertidas, nos mantendremos alejados de las redes sociales y las frustraciones que estas puedan detonar.

 

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